Todo lo que hacen con ellos es mentira. ¿Cómo puede alguien creer o decir que son dioses?- Baruc 6, 44
Los ídolos modernos Dos de los ídolos* más relevantes de nuestra sociedad son el dinero y la afectividad, pero hay muchos más. Y no me refiero a otras religiones o cultos esotéricos, que también existen, sino a las diversas formas de idolatría moderna: sexualidad, poder, gula, prestigio, consumismo, trabajo, culto al cuerpo y un larguísimo etcétera. Este es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad, en la que el centro de la misma no es la propia persona humana sino un sinfín de otras cosas. Sin embargo, tanto si les hacen bien como mal, no pueden corresponder (Baruc 6, 33a), porque la realidad es que esas cosas no son nada: el único valor que tienen es el que nosotros les damos. Piénsalo bien... ¿Cuántas familias hay destruidas por una sexualidad mal enfocada? ¿Cuántos problemas como anorexia, bulimia, etc, por idolatrar el cuerpo? ¿Cuántos malos rollos en el trabajo por pisar a los compañeros para cobrar más o tener más prestigio? Y ejemplos, por desgracia, hay muchísimos en nuestra sociedad. Pero... ¿Qué hay de nosotros? ¿Cuáles son nuestros ídolos? Es importante saberlo, para poder abandonarlos.
Es muy importante abandonar a los ídolos, pues son vacío, obras engañosas, desaparecerán cuando llegue el castigo. No es así la Porción de Jacob, pues es el creador de todo; Israel es su heredad privada, se llama «Señor del universo» (Jeremías 10, 15-16). Efectivamente, si tu dios es un ídolo, si el centro de tu vida gira alrededor de uno o varios ídolos, estás dejando al verdadero Dios de lado. Y esto es un problema muy serio, porque así no puedes disfrutar del amor de Dios, ni guiar tu vida con sus maravillosos planes, ni tampoco caminar por el camino de la Vida. Y el fruto de la idolatría lo vemos en nuestra sociedad: el pecado, la ruptura de relaciones, la violencia y la muerte. Sin embargo, el fruto de poner a Dios en el centro de tu vida es su amor, que construye y sana relaciones, y que trae consigo la vida eterna. ¿Cuál eliges tú?
Arrepentimiento Todos hemos tenido ídolos y todos hemos errado sirviéndolos. Por eso, es fundamental reconocerlo, arrepentirse y enmendar nuestra actitud. Porque el que oculta sus faltas no prosperará; el que las confiesa y cambia será compadecido (Proverbios 28, 13). Por supuesto, no nos referimos a la prosperidad económica o mundana, sino a la prosperidad del alma, pues el avaro corre por enriquecerse, sin saber que le espera la miseria (Proverbios 28, 22). Y al final se dará cuenta de que todo lo que tiene no le sirve para nada, como expresan las Escrituras diciendo: También amontoné plata y oro, los tributos de reinos y provincias. Me procuré cantores y cantoras, toda clase de placeres humanos y coperos y reposteros para el servicio de escanciar el vino. Después examiné todas las obras que había hecho y la fatiga que puse en el empeño, y vi que todo era vanidad y caza de viento. ¡Ningún provecho se saca bajo el sol! (Eclesiastés 2, 8.11).
Por eso, hijo, ¿has pecado? No lo hagas más, y por tus faltas pasadas pide perdón (Eclesiástico 21, 1). Y Dios, que es misericordioso y te ama, te responderá diciendo: ¡Efraín es mi hijo querido, él es mi niño encantador! Después de haberlo reprendido, me acuerdo y se conmueven mis entrañas. ¡Lo quiero intensamente! -oráculo del Señor- (Jeremías 31, 20). ¿Y cómo lo hace Dios? Pues concretamente a través de la confesión Sacramental, donde borra de un plumazo todos tus pecados. Porque Dios quiere que seas feliz, y sólo puedes serlo con Él, no con los ídolos. Por esto, Dios te exhorta siempre diciendo: Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda. Venid entonces, y discutiremos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana (Isaías 1, 16-18).
Práctica Los ídolos son un tema muy recurrente en las Escrituras debido a su vital importancia, porque sólo Dios es Dios y puede actuar como tal, mientras que lo demás simplemente no es nada. Vamos a realizar la Lectio Divina de los siguientes pasajes de las Escrituras, donde veremos la importancia que tiene el abandono serio de todos los ídolos y la vuelta sincera a Dios.
Pero... ¿Cómo podemos abandonar los ídolos? Teniendo claro que no pueden darnos la Vida sino únicamente un placer momentáneo seguido de vacío y muerte. Y a partir de ahí, simplemente, hay que renunciar a ellos en la vida diaria y volverse al Único que si nos puede dar esa Vida que tanto deseamos: Dios. Anteriormente, para el dinero y la dependencia afectiva ya se han propuesto signos serios de desprendimiento, pero debido a la cantidad y variedad de ídolos que nos podemos hacer, para el resto debes ver tú mismo la forma adecuada de demostrar con obras a Dios que quieres abandonarlos. ¿Quizás vender esa tele que tanto emboba a toda la familia? ¿Quizás vender ese móvil que siempre te acaba llevando a la lujuria, y comprar uno sencillo para llamar? ¿Quizás no volver a comprar ese postre del que tanto abusas y que tanto te gusta, y darle ese dinero a los pobres? ¿Quizás dar a los pobres la ingente cantidad de vestidos que por modas te has comprado? Y, por supuesto, no te olvides de pedírselo insistentemente también con palabras, pues Él te lo concederá.
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