Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestra tierra y comprenderéis que yo, el Señor, lo digo y lo hago -oráculo del Señor-.- Ezequiel 37, 14
Mensaje a los muertos El profeta Ezequiel, en el capítulo 37, describe una figura realmente fiel de lo que supone estar muerto. Dios muestra a Ezequiel un paraje lleno de huesos secos, sin vida, muertos. Y me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: “Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, ha perecido, estamos perdidos”» (Ezequiel 37, 11). Es la experiencia del pecado, que engendra la muerte ontológica: desesperanza, tristeza, cansancio, etc. No poder más. Verlo todo negro. No tener ganas de nada. Vivir por rutina, triste y abandonado. Vivir en el infierno. Por eso profetiza y diles: “Esto dice el Señor Dios: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel” (Ezequiel 37, 12). ¡Alégrate, que Dios viene a darte vida! No viene a poner parches en tu vida o a solucionar algunos problemitas sin importancia. Viene a darte una vida nueva que no se termina: la vida eterna. Y de hecho... ¡Te la ha regalado ya por medio de Jesucristo! Él ha muerto, ha entrado en tu muerte, ha conocido de primera mano los sufrimientos por los que estás pasando, ha resucitado venciendo tu muerte, y te ha regalado, si quieres, la posibilidad de vivir. ¡Y vivir con alegría!
¿Estás muerto? Es porque... ¡Abandonaste la fuente de la sabiduría! (Baruc 3, 12). Mira cuál de tus acciones o pensamientos te hace daño y recurre al Sacramento de la Reconciliación para descubrir tus pecados ante Dios. Y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará (Efesios 5, 14). Si vuelves a Dios te perdonará y te dará la vida que has perdido. Por eso, arrepiéntete, abandona el pecado que te destruye, busca a Dios y encontrarás la vida. Confía en Él y no se te acabará. Pues... ¡Dios te ama y te ha creado para la eternidad!
¿Estás muerto? Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno (Génesis 1, 31a). Pero en ocasiones esto no nos lo creemos y vivimos como muertos: sin ganas de nada y muy tristes. Vivimos pensando que parte de nuestra vida o de nosotros está mal. ¿Pero acaso no estaba mal que el Justo muriera injustamente y despreciado en la cruz? ¡Pero Dios ha estado con él y no lo ha abandonado! ¡Y está con nosotros! Pues nuestra historia está aún en curso: es como si leyeras una novela, pararas a mitad y dijeras... ¡Qué mal termina! ¡Pero aún no ha terminado! Dios, con su infinito amor, nos consuela en la tribulación y, poco a poco, nos devuelve la vida y la alegría de vivir. Y el final de la historia está ya escrito: la resurrección. Así pues, ahora sabemos de dónde nos viene la vida: de Él. No de tener dinero, ni de una pareja, ni de pasárselo bien, ni de ver mundo, ni de que todo vaya bien. La vida viene de Dios. Por eso... ¡Alégrate! ¡Cristo ha resucitado y te devuelve la vida!
Su comentario será revisado y contestado, vuelva en dos o tres días para verlo. ¡Gracias!
Consigue la versión impresa del curso y disfruta de una lectura muy agradable, sin interrupciones y constructiva.
Comprando el libro apoyas a esta iniciativa de evangelización. ¡Gracias! ¡Dios le bendiga!
Dios, que te ama con locura, te espera en su casa, la Iglesia, para celebrar la gran fiesta dominical. ¡No te pierdas su invitación!
Une diversión, enseñanza y evangelización con Custodio Animae, nuestro videojuego sobre la Biblia que refuerza este curso.
Custodio Animae es un juego de rol cristiano y gratuito que te permite vivir la historia de Salvación acompañando a un ángel custodio.
En este espacio usted puede participar en nuestra gran comunidad, accediendo a los siguientes foros de comunicación:
Además, no dude en acudir a su parroquia, pues la presencia y cercanía física es siempre insustituible. ¡Dios le bendiga!