Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios. Te pongo el cinturón, aunque no me conoces.- Isaías 45, 5
Mensaje a los supersticiosos Sólo Dios es Dios. Él te ama y busca tu bien. Y nadie puede contra Dios: no hay nada que temer. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado (Romanos 8, 35.37). Pero quizás he ido demasiado rápido: hablamos de supersticiones, es decir, cosas que ni siquiera son una amenaza real. ¿Un espejo roto? ¿Gatos negros? ¿Fantasmas? ¿Horóscopos? Todo eso no son más que objetos, criaturas de Dios o invenciones de la mente humana. No tienen poder. Son incapaces de salvar a una persona de la muerte o de liberar al débil de manos del poderoso; de devolver la vista a un ciego o de socorrer a alguien en apuros (Baruc 6, 35-36). Los objetos, además, fueron fabricados por hombres y nada especial puede un hombre poner en ellos. ¿Habrá alguien que no se dé cuenta de que no son dioses? (Baruc 6, 51). ¡Hasta la ciencia lo demuestra! No hay nada en ellos que pueda hacerte daño. Y aunque así fuera, Dios es más fuerte que todo lo que existe. ¡Y Él te ama!
¿Dónde está entonces el problema? En la inseguridad... ¡No te fías de Dios! Pero Él lo dice claramente: ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados (Mateo 10, 29-30). ¡No temas, Dios te ama! No debes ni siquiera temer si tú mismo le pides algo malo para ti o para los demás, pues como atestiguan los apóstoles: Pedís y no recibís, porque pedís mal (Santiago 4, 3a). Porque Dios, que te ama, busca siempre tu bien. Por supuesto, Dios respeta tu libertad, pero no por ello Dios dejará de amarte o te concederá algo malo. No olvidemos, por último, al maligno: él siempre va a intentar quitarnos la seguridad de Dios con ilusiones, seducciones y falsos profetas. Porque surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán signos y portentos para engañar, si fuera posible, a los elegidos (Marcos 13, 22). Por eso... ¡Nada de adivinos, pitonisas, tarot, new age, reiki, yoga, lectura de manos, supersticiones, sectas, etc! Tú, más bien, confía en Dios, porque... ¡Él te ama!
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