Señor, tú eres mi Dios; te ensalzaré y alabaré tu nombre, porque realizaste magníficos designios, constantes y seguros desde antiguo.- Isaías 25, 1
Los milagros existen Hoy en día ni muchos católicos creen en los milagros, cuando estos suponen uno de los signos más importantes de la existencia de Dios y de la predicación. Pero no sólo esto, los milagros también suponen garantías que hacen crecer nuestra Fe aumentando la confianza en la promesa de la vida eterna que Dios nos ha regalado a través de su Hijo Jesucristo, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades» (Mateo 8, 17). Y por ello vamos a ilustrar la veracidad de los milagros con una historia reciente, famosa y real, cuyo testigo es un ateo que no cree en los milagros.
Alexis Carrel era un científico ateo laureado con el Premio Nobel de Medicina en el año 1912, tras una carrera científica y médica brillante. De hecho se le reconoce como uno de los padres de la cirugía vascular. Un día, un colega suyo le pidió que tomara su lugar como médico a cargo de un tren que trasladaba gente enferma a Lourdes. Alexis Carrel aceptó el encargo. De entre todos los enfermos que había en el tren él fijó su atención en una joven enferma agonizante llamada Marie Bailly, de la cual escribió: Hay una paciente que está más cerca de la muerte en este momento que cualquiera de los otros. [...] Conozco su historia. Toda su familia murió de tuberculosis. Ella ha tenido úlceras tuberculosas, lesiones de los pulmones, y ahora, en estos últimos meses, una peritonitis, diagnosticada tanto por un médico general como por un cirujano reconocido de Burdeos, Bromilloux. Su estado es muy grave, yo tuve que darle morfina en el viaje. Ella puede morir en cualquier momento, justo debajo de mi nariz. Si un caso como el suyo se curara sería realmente un milagro. [...] Ella está condenada. La muerte está muy cerca. Su pulso es muy rápido, de ciento cincuenta pulsaciones por minuto, e irregulares. El corazón está apagándose (Alexis Carrel)[54].
En Lourdes, Marie Bailly fue examinada de nuevo por varios médicos, mientras ella insistía en ser llevada a la Gruta del Santuario de Lourdes. Sin embargo, los médicos (entre ellos el propio Alexis Carrel) tenían miedo de que muriera por el camino. Al llegar a los baños contiguos a la gruta, y al no permitirle la inmersión, ella pidió que le derramaran sobre su abdomen un poco de agua, un total de tres veces. Mientras, Alexis Carrel estaba detrás de ella registrando el tiempo, el pulso, la expresión facial y otros datos clínicos, sin esperanza alguna. Sin embargo, el abdomen de Marie Bailly comenzó a aplanarse y en 30 minutos había recuperado una forma normal. Efectivamente, Marie Bailly fue curada. Sin embargo, Alexis Carrel continuó con su vida normal, preguntándose continuamente sobre lo que había visto y cómo era aquello posible, sin encontrar respuesta. Finalmente, en el lecho de muerte, se convirtió: Virgen Santa, socorro de los desgraciados que te imploran humildemente, sálvame. Creo en ti, has querido responder a mi duda con un gran milagro. No lo comprendo y dudo todavía. Pero mi gran deseo y el objeto supremo de todas mis aspiraciones es ahora creer (Alexis Carrel)[54].
Un ateo convencido y gran científico como Alexis Carrel reconoció sabiamente la existencia de los milagros, al ser testigo de uno. Bueno, él decía que era un milagro. La Iglesia Católica es muy estricta con los criterios que utiliza para considerar si algo es un milagro o no y este, según la Iglesia, no cumple todos los requisitos. ¿El motivo? Los primeros médicos que la atendieron no habían considerado la posibilidad de un embarazo psicológico y no había suficientes informes psicológicos y psiquiátricos previos a la curación, pues la Iglesia exige muchísimos. El comité médico decidió fallar en contra de la recomendación de considerar a la curación de Marie Bailly para su aprobación eclesiástica como “milagro”. Pero... ¿Podrían tantos médicos diagnosticar incorrectamente semejante caso? Además, Marie Bailly había superado todas las pruebas psicológicas posteriores a su curación con gran éxito. La verdad es que la Iglesia Católica se asegura muy bien de las cosas, y cuando dice que ha habido un milagro, ni siquiera un Premio Nobel de Medicina puede contradecirlo de forma razonable. Como último detalle, la Iglesia sí ha reconocido unas 70 curaciones en Lourdes como milagrosas, de casos mucho más documentados y comprobados. ¡Que grande es el amor y el poder de Dios!
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