Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».- Mateo 16, 16
¿Quién es Dios para ti? Mucho hablamos de Dios los cristianos: que si Dios es bueno, que si nos quiere, que si hace milagros y muchas otras cosas. Pero hoy vamos a dar las pistas para responder a una pregunta más importante que todas estas cosas. ¿Quién es Dios para ti? Y lo hacemos contestando a la pregunta que diariamente Dios nos hace, y que podemos ver reflejada en las Escrituras. Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mateo 16, 15). Pedro le respondió diciendo que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios. Esta respuesta no es un cliché, como puede parecer inicialmente. Esta respuesta nace de la experiencia personal que ha tenido Pedro con Jesucristo, y de una inspiración divina.
En aquella época se esperaba al Mesías anunciado por los profetas. Sin embargo, la concepción de ese Mesías era muy diferente a lo que hoy conocemos de Jesucristo, porque Dios siempre sorprende. El Mesías esperado era un Mesías político, que iba a librar a Israel de los Romanos. Y por supuesto, nadie esperaba que fuera Dios mismo. Pedro, tras estar un tiempo con Jesús y ver lo que hacía, lo reconoce como su Mesías y Salvador: uno muy diferente al que esperaba. Y lo reconoce como Hijo de Dios. Así pues, la respuesta de Pedro nace de su experiencia y de su situación personal, interpretada por Dios. Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mateo 16, 17).
A la luz esto, nos damos cuenta de que la forma correcta de contestar a esta pregunta es de forma personal. Sin embargo, la respuesta no ha cambiado. ¿Es para ti Cristo el Mesías, tu único Salvador, a quien acudes en la necesidad y le das gracias en todo momento? ¿Es para ti el Hijo de Dios? ¿Es Dios tu único Dios, y no los ídolos? ¿A quién le pides tu seguridad, a Dios o al dinero? ¿Quién es Dios para ti? ¿En qué momentos de tu vida lo has visto? ¿Ha hecho algo Él en ella?
Por ejemplo, Abraham lo tenía muy claro: Dios era quien le había dado a su hijo, algo imposible para él. ¡El sentido de su vida! Lo mismo Tobías: Dios había bendecido enormemente a su familia, después de serle Tobías fiel durante muchos años en los que parecía que no estaba. Pero sólo lo parecía. Y lo mismo dice cualquier miembro del pueblo de Israel: Dios es quien los sacó del dominio del Faraón, que los aplastaba con dura servidumbre. Igualmente ocurre con San Pablo, que encontró a Dios en un momento concreto de su vida donde Él lo tiró del caballo y lo cegó. En definitiva, Dios acontece y actúa en nuestra vida, y gracias a su acción lo conocemos y sabemos quién es.
Por eso, conviene plantearse muy seriamente la respuesta a esta pregunta y responder con la propia vida, con hechos concretos. Porque quizás intelectualmente lo tenemos muy claro, pero la teoría sin la práctica no sirve de nada. Pues no todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7, 21). Así pues, reflexiona y mira quién es Dios para ti en tu vida, con hechos concretos. Mira a quién eliges diariamente, si a Dios o a otras cosas. Mira a quién acudes en busca de ayuda y en quién pones tu seguridad. Porque Dios es el único que puede ser tu Dios y tu Salvador, y quiere que así sea porque... ¡Te ama!
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